Sunday, April 14, 2013

El Mercado del Autoestima.


Dura forma de salir del anónimato es esa de hacerlo muriendo. Sandra Viviana Brand era una actriz Vallecaucana que falleció luego de someterse a un procedimiento estético. Le aplicaron ácido hialurónico en los glúteos. Lo que se suponía iba a ser un culo de fantasía, terminó siendo la cuota inicial de una tragedia. Una vida joven truncada, tres menores sin madre y un nuevo caso de irresponsabilidad médica.

No será la primera, ni será la última. Una rápida búsqueda en Google nos muestra cantidades de ejemplos de mujeres que murieron tratando de acercarse a ese concepto de belleza que nos venden los medios a diario (concepto que además, es artificialmente "perfeccionado" con photoshop): una modelo Tolimense, otra modelo Argentina, una cantante China; eso sin contar las cantidades de víctimas anónimas que querían tener la nariz de Lindsay Lohan, las tetas de Jennifer Love Hewitt, el culo de Kim Kardashian o cualquiera de la infinidad de cosas lindas que tiene Kate Upton.

Y entonces empieza el mismo ciclo: la apuntadera de dedos. Los que dicen que los culpables somos los hombres por no querer a nuestras mujeres como son e incitarlas a operarse.  Los que condenan a la víctima por tener baja autoestima y no contentarse con lo que su pool genético les tenía reservado. Los que señalan a los medios, al photoshop, a las modelos de medidas perfectas y a todo este ambiente superfluo que nos ha vendido la idea de la mujer 90-60-90 como estandarte de feminidad, solución a la inestabilidad laboral y como condición sine qua non para poder competir en el mercado cada vez más difícil de levantar marido/pareja.

Y entonces viene la lavada de manos de la Sociedad Colombiana de Cirujanos Plásticos, que desde su altura moral salen con su habitual frase de "por favor asegúrense que el profesional que les atiende sea miembro de la Sociedad de Cirujanos Plásticos y sea especialista en el ramo".

Es claro que de vital importancia es que el cirujano sea en verdad capacitado en estos procedimientos, y no ponerse en manos de cualquier aficionado o chamán de turno. Pero se pregunta uno:  cuando los cirujanos plásticos van a asumir su responsabilidad en esta cadena de tragedias humanas. Ellos se benefician directamente de la baja autoestima, y muchos la promueven. Estos expertos en belleza (lo son) cuando ud vaya a la oficina a arreglarse la nariz, le van a recomendar que por ahí derecho se haga la liposucción en la papada y que se haga arreglar cumbamba (ok, el mentón para los puristas) todo en aras de la "simetría". Y le van a proponer botox para esas arrugas. Y así no más, cuando uno fué porque estaba narizón, salió convencido que tenia mucha papada, que era cumbambón y que estaba arrugado. Mejor dicho, le volvieron mierda el autoestima y lo dejaron convencido de que la "Cachaza" Hernández es un triplepapito al lado suyo.

Esto en un paciente que de por si llega al consultorio con el autoestima lastimada es claramente discutible. Discusión que nunca se ha dado porque al final todos salen contentos: el paciente porque supuestamente le arreglaron 3 o 4 defectos mas de los que no era consciente y el profesional que queda más comforme con la calidad final y al a vez pudo cobrar por más procedimientos de lo que inicialmente era el motivo de consulta.

Es claro que la mayoría tenemos algún rasgo físico que nos gustaría mejorar. En mi caso, mi nariz equivale aproximadamente al 75% de mi superficie corporal. Sé que se acerca el día en que almorzando tranquilamente me la voy a morder al confundirla con un nugget. Pero he sobrevivido con la que tengo y sé que lo seguiré haciendo. No siento la necesidad extrema de cambiarme la fisonomía (aunque también debo aceptar que lo he considerado).

Y como sé que de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica no va a salir ningún tipo de campaña en pro de mejorar el autoestima por medios no-quirúrgicos, sino que van a seguir haciendo la de Poncio cada que se repitan tragedias como la de Sandra Viviana, pues es mejor decirlo de una vez: niñas, si sienten ustedes que tienen una necesidad irreprimible de hacerse una mejorita, deténganse un momento y pregúntense si en vez de un Cirujano Plástico lo que se necesita es un Psiquiatra.