Y no es porque crea que perder es ganar un poco, como dice un ex técnico nuestro (que algunos tienen la desfachatez de llamar filósofo) que nos tuvo convencidos de ello por casi dos décadas. El mismo que no estudiaba a los rivales del mundial de 1994 que porque "no nos preocupamos por el rival, sólo de nosotros mismos" y el mismo que jodió de por vida a Víctor Hugo Aristizábal con el dudoso título de ser "el mejor delantero del mundo sin balón".
La razón es muy clara, y es algo que el mismo grupo pudo percibir mientras estaba en Brasil: "Esta selección logró unir al país, algo que es tan difícil a ratos" dijo Mario Alberto Yepes unos minutos después de terminado el último juego.
Creo que es la primera vez en décadas, donde ante una derrota dolorosa, perdimos todos. Por igual. Perdimos Rolos, Paisas, Costeños, Vallecaucanos, Llaneros, Boyacenses, etc. Todos lloramos la eliminación por igual. Independientemente del club o región de origen de quien estuviese en el campo. Atrás quedaron (ojalá para siempre) las acusaciones de que se perdió por culpa de "la rosca paisa" o de los perezosos de tal parte u otra.
Al día de hoy, no he visto a nadie apuntando el primer dedo.
A ver si logramos que la unión, las ganas de todos halar para el mismo lado, de vivir en paz, de dejar de matarnos, de todos progresar y mejorar al mismo tiempo, se empiece a ver en otras áreas de la vida nacional. No es fácil porque en nuestro ADN está ser intrigantes, envidiosos y marrulleros.
Pero alguien nos tiene que mostrar cual es el camino.
Y el ejemplo está dado. Vimos a nuestros jugadores gozar juntos y llorar juntos. Los vimos trabajar juntos hasta el último minuto en pos de un objetivo, los vimos cubrirse las espaldas los unos a los otros en los momentos difíciles, y los vimos levantarse los unos a los otros en el momento de la derrota y la desolación. Y en ese proceso nos inspiraron a todos.
Así que repito: que bueno que ganamos y disfrutamos juntos, y que bueno también que perdimos.
Juntos. Todos.
Ya vimos que podemos.
Saturday, July 5, 2014
Wednesday, July 2, 2014
Eran Once Leones.
El año 2004 fué un año de cosas raras en el fútbol. En Europa la selección de Grecia, la misma que acabamos de derrotar en Brasil (3-0) y que Costa Rica acaba de mandar de regreso a Atenas, era campeona de la Eurocopa de Naciones.
En Suramérica, un equipo desconocido, del que incluso su nombre causaba risa en Argentina, estaba derribando gigantes.
- "Once que?" Preguntaban en Buenos Aires.
- Once Caldas.
- Que es eso?
- Risas (no pregrabadas)
"Dígame ud cuántos goles le van a meter Herly Alcázar, Jeffrey Díaz, a Boca Juniors en Manizales"? Me preguntaban irónicamente los propios Colombianos, algunos que incluso viajaron hasta Manizales con la sola intención de ver como Boca Juniors era campeón de la Libertadores una vez más.
"Tévez le va a quebrar la cintura a Samuel Vanegas y Cataño" me decían. "Viáfara le va a ver el número toda la noche a Diego Cagna". "Cascini le va a moler las piernas a Valentierra."
"Es que así lleguen a penales: Boca y Abbondanzieri nunca pierde definiciones por penales. Abbondanzieri es antipénal".
Con eso le terminaban de matar a uno la ilusión.
Claro. Era Boca. Campeón de tres de las últimas cuatro Libertadores disputadas. Y es que la nómina era intimidante. Abbondanzieri. Amaranto Perea, Schiavi, Nicolás Burdisso, Clemente Rodríguez. Fabián Vargas, Javier Villarreal, Diego Cagna, Cascini. Cángele, Tévez.
Y Carlos Bianchi. El de los 5 títulos de Libertadores. El que tenía el celular de Dios.
Yo solo atinaba a decir "no sé, pero ya sacamos a Santos y a Sao Paulo". Es que en medio de las burlas, y de la inseguridad propia de quien está acostumbrado a que su equipo sea el hazmerreír del torneo profesional, la idea de estar jugando una final de Copa Libertadores no podía ser más que un chiste de mal gusto, o un sueño delicioso del cual estaban a punto de despertarnos, bajándonos de un patadón de la cama.
Semana de ansiedad? esa última la última de Junio del 2004.
" A Santos lo sacaron de arepa" me decían. 1-1 en Brasil, 1-0 en Manizales con el gol de tiro libre más espectacular de Valentierra. Julio Sergio. Paulo Cesar, Pereira, André Luis, Leo. Paulo Almeida, Renato, Elano, Diego. Deivid, Robinho.
DT Vanderlei Luxemburgo.
"A Sao Paulo lo sacaron de suerte". 0-0 en Sao Paulo, 2-1 en Manizales, con la victoria siendo fabricada entre Araújo y Agudelo, ambos recién ingresados al terreno de juego en una magistral demostración de dirección tecnica por parte de Luis F Montoya. Rogeiro Ceni. Cicinho, Rodrigo, Fabao, Gustavo Nery. Fabio Simplicio, Danilo, Marquinho, Alexandre. Grafite, Luis Fabiano.
DT Cuca.
"Suerte". "Arepa".
A los 7 minutos John Viáfara marcó el gol más hermoso de la historia del equipo y nos dijo que esto no iba a ser de suerte o arepa, sino que se iba a definir a punta de testosterona. "En Manizales nos van a tener que matar" dijo Juan Carlos Henao tras el empate en Buenos Aires "para quitarnos esa Copa".
Y no pudieron matarnos. Por el contrario, el arquero antipénal fué el nuestro. Así como Elano, Robinho, Diego, Ceni, Cicinho, Simplicio, Luis Fabiano, Grafite y Danilo, del Palogrande se fueron por el mismo camino Cagna, Tevez, Burdisso y el "Pato".
Al final de la noche, mientras Bianchi y pupilos se negaban a salir a recibir sus medallas de plata (aparentemente el celular de Dios se le quedó sin señal) Luis Fernando Montoya se inmortalizaba.
Y mientras las tribunas gritaban al unísono "olé" a cada pase torero que Viáfara le ejecutaba a sus compañeros con una bandera Manizaleña (la verde, roja y blanca: la de la hoja, la fruta y la flor del cafeto), en el otro Olé, el renombrado "Diario Deportivo Olé" de Argentina, ya no preguntaban "Once que?" sino que preparaban su portada del día siguiente que decía:
"Ningún Once Caldas: son ONCE LEONES!!!!
Esta noche se cumplen 10 años de la memorable gesta. Inolvidable. Una noche para la historia. La noche en que la sangre de todo el país fue blanca.
Henao. Miguel Rojas, Samuel Vanegas, Edgar Cataño, Edwin García. Jhon Viáfara, Rubén Velásquez, Elkin Soto, Arnulfo Valentierra. Herly Alcázar, Dayro Moreno. DT Luis Fernando Montoya.
El 2004 fué un año raro. Un año en el que Once Leones convirtieron el Palogrande de Manizales en un cementerio de Elefantes.
En Suramérica, un equipo desconocido, del que incluso su nombre causaba risa en Argentina, estaba derribando gigantes.
- "Once que?" Preguntaban en Buenos Aires.
- Once Caldas.
- Que es eso?
- Risas (no pregrabadas)
"Dígame ud cuántos goles le van a meter Herly Alcázar, Jeffrey Díaz, a Boca Juniors en Manizales"? Me preguntaban irónicamente los propios Colombianos, algunos que incluso viajaron hasta Manizales con la sola intención de ver como Boca Juniors era campeón de la Libertadores una vez más.
"Tévez le va a quebrar la cintura a Samuel Vanegas y Cataño" me decían. "Viáfara le va a ver el número toda la noche a Diego Cagna". "Cascini le va a moler las piernas a Valentierra."
"Es que así lleguen a penales: Boca y Abbondanzieri nunca pierde definiciones por penales. Abbondanzieri es antipénal".
Con eso le terminaban de matar a uno la ilusión.
Claro. Era Boca. Campeón de tres de las últimas cuatro Libertadores disputadas. Y es que la nómina era intimidante. Abbondanzieri. Amaranto Perea, Schiavi, Nicolás Burdisso, Clemente Rodríguez. Fabián Vargas, Javier Villarreal, Diego Cagna, Cascini. Cángele, Tévez.
Y Carlos Bianchi. El de los 5 títulos de Libertadores. El que tenía el celular de Dios.
Yo solo atinaba a decir "no sé, pero ya sacamos a Santos y a Sao Paulo". Es que en medio de las burlas, y de la inseguridad propia de quien está acostumbrado a que su equipo sea el hazmerreír del torneo profesional, la idea de estar jugando una final de Copa Libertadores no podía ser más que un chiste de mal gusto, o un sueño delicioso del cual estaban a punto de despertarnos, bajándonos de un patadón de la cama.
Semana de ansiedad? esa última la última de Junio del 2004.
" A Santos lo sacaron de arepa" me decían. 1-1 en Brasil, 1-0 en Manizales con el gol de tiro libre más espectacular de Valentierra. Julio Sergio. Paulo Cesar, Pereira, André Luis, Leo. Paulo Almeida, Renato, Elano, Diego. Deivid, Robinho.
DT Vanderlei Luxemburgo.
"A Sao Paulo lo sacaron de suerte". 0-0 en Sao Paulo, 2-1 en Manizales, con la victoria siendo fabricada entre Araújo y Agudelo, ambos recién ingresados al terreno de juego en una magistral demostración de dirección tecnica por parte de Luis F Montoya. Rogeiro Ceni. Cicinho, Rodrigo, Fabao, Gustavo Nery. Fabio Simplicio, Danilo, Marquinho, Alexandre. Grafite, Luis Fabiano.
DT Cuca.
"Suerte". "Arepa".
A los 7 minutos John Viáfara marcó el gol más hermoso de la historia del equipo y nos dijo que esto no iba a ser de suerte o arepa, sino que se iba a definir a punta de testosterona. "En Manizales nos van a tener que matar" dijo Juan Carlos Henao tras el empate en Buenos Aires "para quitarnos esa Copa".
Y no pudieron matarnos. Por el contrario, el arquero antipénal fué el nuestro. Así como Elano, Robinho, Diego, Ceni, Cicinho, Simplicio, Luis Fabiano, Grafite y Danilo, del Palogrande se fueron por el mismo camino Cagna, Tevez, Burdisso y el "Pato".
Al final de la noche, mientras Bianchi y pupilos se negaban a salir a recibir sus medallas de plata (aparentemente el celular de Dios se le quedó sin señal) Luis Fernando Montoya se inmortalizaba.
Y mientras las tribunas gritaban al unísono "olé" a cada pase torero que Viáfara le ejecutaba a sus compañeros con una bandera Manizaleña (la verde, roja y blanca: la de la hoja, la fruta y la flor del cafeto), en el otro Olé, el renombrado "Diario Deportivo Olé" de Argentina, ya no preguntaban "Once que?" sino que preparaban su portada del día siguiente que decía:
"Ningún Once Caldas: son ONCE LEONES!!!!
Esta noche se cumplen 10 años de la memorable gesta. Inolvidable. Una noche para la historia. La noche en que la sangre de todo el país fue blanca.
Henao. Miguel Rojas, Samuel Vanegas, Edgar Cataño, Edwin García. Jhon Viáfara, Rubén Velásquez, Elkin Soto, Arnulfo Valentierra. Herly Alcázar, Dayro Moreno. DT Luis Fernando Montoya.
El 2004 fué un año raro. Un año en el que Once Leones convirtieron el Palogrande de Manizales en un cementerio de Elefantes.
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