Obviamente, ya salieron los viudos (y viudas) a hablar de él como "gran revolucionario" y Piedad Córdoba a hablar de las "revoluciones pacíficas" que Chávez comandó. No nos digamos mentiras. Ni revolucionario, ni demócrata, ni pacífico.
Tratando de respetar al difunto, las cosas hay que decirlas. Chávez era un bruto. Astuto, pero bruto. Un bruto astuto. No se puede, de otra forma, catalogar a alguien que en 14 años acabó con Venezuela. Tuve la oportunidad de ir a Venezuela en 1992, y era mucho lo que teníamos que envidiarle en ese entonces a los vecinos. Hoy, Chávez deja una Venezuela empobrecida, con las tasas de violencia mas altas del continente y entre las más altas del mundo; una nación políticamente arrodillada a los hermanos Castro y con un vacío de poder consecuencia de su irresponsabilidad al hacerse elegir a sabiendas que se iba a morir. Le mintió de frente al país entero. Regaló a la Argentina, Bolivia, Cuba y Nicaragua las riquezas producto de la billetera petrolera, mientras en su país las infraestructuras eléctrica y vial se fueron de culos. Deja a Venezuela peor de lo que la encontró. Mas que una "revolución", esto fué una "involución".
Ademas de ser un bruto, era un matón. Un Thug, como dicen acá en el norte. Para empezar, golpista. Encarceló a cuanto político opositor apareció en el panorama. Sus ex-compañeros ideológicos y de campaña que lo fueron desenmascarando (y denunciando), también fueron encontrando cupo en las cárceles Venezolanas. Calló a la prensa opositora. Movió tropas a la frontera con Colombia. Amenazó con mandarnos sus "Sukoi" a bombardear Bogotá. Le hizo homenaje fúnebre a Raúl Reyes. Le dió millones de dólares y refugio a las FARC en su territorio. Miles de muertos hubo, a ambos lados de las fronteras, por culpa de su delirante "revolución bolivariana". Así que no me salgan con que era "pacifista".
No hay pesares con su partida. Lo único: incertidumbres y expectativas, aunque por lo visto hoy, las esperanzas son pocas. A bruto muerto, bruto puesto. Ya hoy Nicolás Maduro, al mismo estilo de "el imperio desató el terremoto en Haití" salió con un "el imperio le inoculó el cáncer al comandante". Acaba de inventarse la revolucionara (esa si) teoría del "rabdomyosarcoma inoculable". Si de ese intelecto depende la recuperación económica de Venezuela, están como decimos en mi tierra "cagados y con el agua lejos". Dios proveerá, pero parece que para sorpresa de todos, las cosas allá si pueden empeorar.
Mientras tanto, en las primeras horas sin Chávez, quedan dos cosas claras. La primera es que si hay muertos malos. Y la segunda, que los Cubanos podrán seguir presumiendo de la calidad de sus ciencias médicas, pero no de la de su veterinaria.
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