Cuando uno ha estado en la cochina y le ha tocado vivir los momentos duros, estos momentos dulces se disfrutan aún mas. Y cuando el Once Caldas estuvo en la cochina, yo estuve ahI. A mi me tocaron esos momentos.
Recuerdo vívidamente las noches que pasé sentado en las frías gradas de "lateral" aguantando esas gélidas y lluviosas noches Manizaleñas y viendo esos "entretenidos” Cristal Caldas - Unión Magdalena que terminaban 0-0, donde el viento frío se le metía a uno por el "bluyín" y de ahi le llegaba a uno hasta los huesos. Estaba yo en mi plena adolescencia, y el programa era chupar frío, mojarse, y disfrutar el “clásico” entre el 13o y el 14o de la tabla (el campeonato tenia 14 equipos en ese entonces). Cuando eso no teníamos el elegante estadio Palogrande, sino que teníamos un cuchitril llamado Fernando Londoño Londoño, que tenía tres tribunas (Oriental, Occidental y Sur, porque lo que ahora es Norte era un barranco lleno de pasto largo y culebras, que lindaba por detrás con la estación del cuerpo de bomberos en cuyo techo podía uno ver a los bomberos sentados gorriando partido).
Recuerdo a un triplehijueputa hincha del DIM que una vez se nos metió en lateral general, pañoleta roja y azul en la cabeza, bandera grandota, camiseta roja, que se sentó en la primera fila. Se paraba, se volteaba y miraba a toda la tribuna (seríamos maximo 30 valientes que desafiamos el frío) y se deleitó cantándonos en la cara los 4 goles que nos hicieron esa noche.
Eramos tan malos que hasta mi amigo Miguel Molano, hincha furibundo blanco y ahora miembro de la barra Fidelidad Blanca, por un tiempo decidió hacerse hincha del América (sea la oportunidad para echárselo en cara una vez más) y por más de una década nos reíamos del chiste futbolístico de la época, que era imaginarnos “el día que el Caldas juegue la libertadores”.
Y qué decir del desfile de patrocinios cada 2 o 3 años, producto de ser un equipo de media tabla para abajo cuyo máxima aspiración podia ser llegar al octogonal. Me tocó ver el nombre del equipo manoseado por las empresas patrocinadoras, poniéndole nombres como Cristal Caldas, luego Varta Caldas, algunas vez Once Caldas Leona, Once Caldas Postobón, y el que mas me humillaba de todos, el "Once Phillips"; este en particular lo odiaba porque había un par de chichipatos en la Universidad que le cambiaron el nombre y siempre me preguntaban por el "Once Sífilis".
Por eso hoy en día, cuando estamos en los dulces, puedo decir que yo si soy hincha del Caldas, de los de verdad y no de esos que sólo aparecieron cuando empezamos a ganar cosas. A mi me tocaron los JJ Torres, Henry Alape, Juancho Muentes, Farid Perchy, Oswaldo “la Sombra Duran”, y otra lista interminable de árboles que arrastraron sus raices por nuestro gramado.
Por eso he disfrtuado tanto estos últimos 10 años. Por eso fue imposible contener las lágrimas con el gol de Galván al Junior en la final de el 2003, que acabó con la sequía de 53 años sin títulos. Por eso sigo diciendo que futbolísticamente hablando, puedo morir tranquilo desde que vi dar la vuelta olímpica en la libertadores en el 2004. Y por eso, títulos como el que celebramos hoy ya los recibo con el orgullo de poder decir que somos el equipo de la última década en Colombia. Ya nadie se atreve a preguntarme por “el Sífilis”.
Pero también, desde que tengo memoria, hay personajes que han estado allí, firmes al lado del equipo en sus momentos más oscuros. Incluso desde mucho antes que yo. Y si a mi me tocó comer de la que sabemos (figurativamente hablando, porque mal que bien uds mis amigos saben que yo soy alérgico a sufrir) ellos si han comido mierda de verdad por acompañar y defender los colores del equipo. Uno de ellos es Darío Gómez (y no me refiero al cantante) que en cada partido lo vemos con su vestido blanco con bolsillos verdes y rojos, y que a sus 73 años aún lo vemos cargando esas banderas inmensas y corriendo a lo largo de la gramilla, besando su crucifijo dando gracias al Dios blanco que está en los cielos, y siempre apoyando a su equipo del alma. A nuestro equipo del alma. Va esta nota por tanto, también como un sencillo reconocimiento para el “loco” Dario, celador de profesión, Caldista de corazón, el hincha constante, el eterno, el hincha que sin duda tiene la sangre mas blanca que todos los demás.
Gracias, "loco".
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