Hace unos 3 meses me llegó una paciente a consulta. No era la primera vez que venía. Le había diagnositicado una artritis reumatoidea unos meses atrás y su respuesta al tratamiento habia sido el esperado.
Cuando uno tiene pacientes con dolor crónico y finalmente les logra mejorar la calidad de vida, cada vez que regresan a control se ven mas relajados, rozagantes. Sinembargo en esta ocasión era evidente que algo no estaba bien: se veía desencajada, cansada. No había que ser un experto en comportameinto humano para saber que algo pasaba.
Doctor, vengo del hospital, me dijo. “Pasé toda la noche en vela. A mi esposo ayer en la tarde le dió un derrame cerebral, está hospitalizado en la unidad de cuidados intensivos, inconsciente, entubado y con respiración artificial”.
- Que dicen los médicos? le pregunté, aunque mentalmente yo ya hacía cuentas que al tipo no le quedaban mas de 72 horas en este mundo.
- Nada todavía, me dijo. Pronóstico reservado.
- Pobre señora, pensé. Los estudios han demostrado repetidamente que no hay stress más severo en la vida del ser humano que la pérdida de su pareja. Por ello cada que un paciente me dice que enviudó o que su pareja acaba de ser diagnositicado(a) con una enfermedad terminal a mi se me arruga el mango.
Seguimos la consulta, y al final le hice su prescripción, le dí las recomendaciones del caso para su artritis, y obviamente le expresé mis deseos de un buen desenlace para ella y su esposo, aún sabiendo que la cosa no iba a terminar bien.
Esta pasada semana regresó a su control. Desde que vi su nombre en la lista de pacientes para ese día, me preparé para una consulta con una mujer que iba a estar de luto. Llegó la hora, golpeé la puerta del cuarto, entré y ahí estaba esperándome sentada.
Es una mujer de unos 63 años, que aparenta más o menos esa misma edad. De apellido y descendencia Holandesa. Habla inglés con un acento que revela su origen Europeo. Una obesidad leve. Piel blanca, y el ojo derecho moderadamente protruido respecto al izquierdo. Hasta el más despalomado puede rápidamente darse cuenta que tiene un ojo de vidrio. Pelo moderadamente encanecido. Me esperaba sentada en la silla, manos en el regazo, pantalón gris oscuro, blusa negra, saco negro. Zapatos del color de la blusa y cadena de plata colgado al cuello, con un Cristo también de plata que se posaba sobre el fondo negro de la blusa.
Obviamente está de luto, pensé. Por regla general, en estos casos empiezo consolando a la paciente, luego paso a la parte propia de la consulta, y al final aprovecho para de nuevo consolar, expresar mi solidaridad, y finalmente decir algo que le pueda levantar un poco el ánimo a la paciente. No sé si funcione, pero siento que es algo que debo hacer.
- Buenos días Doña fulanita de tal. Como está?
-Buenos días Doctor. Bien muchas gracias.
- Cómo vamos? La última vez que estuvo ud acá a su esposo acababan de hospitalizarlo.
- Si Doctor. Murió 3 días más tarde.
- Lo siento mucho, le dije. Y usted como está con todo esto?
Hubo una pausa. Aunque de pocos segundos, fue lo suficientemente larga para alcanzar a autoreprocharme por hacerle una pregunta que podría pasar por estúpida.
Me miró y para mi sorpresa, cuando menos pensé ya tenía dibujada su sonrisa de oreja a oreja y abría los ojos con grado tal de excitación que ese ojo de vidrio tiene que estar muy bien pegado porque de lo contrario se hubiese soltado y habría salido rebotando por el piso.
- Estoy Feliz!!! - me dijo (de hecho casi gritaba)-. No puedo estar mejor !!
- Excuse me?
- No sabe cuanto he descansado desde que se murió hace tres meses. Que descanso!!! Estuve 36 años con este hombre que me hizo la vida miserable. Era mujeriego, me trataba mal. Me tenía enferma con tanto estrés. Estaba acabando conmigo. No puedo creer que se haya muerto antes que yo (“I outlived him” fueron sus palabras exactas, las cuales repetía con un tonito como medio triunfal). Estoy feliz !!!
- Really?
- Estoy yendo al gimnasio todos los días, he perdido ya 20 libras, me siento más saludable y con más ganas de tratarme esta artritis. Ya estoy de nuevo empezando a pintar. Yo era artista cuando me vine de Holanda pero había tenido que dejar de practicar la pintura sólo por complacerlo a él.
El resto de la consulta se fué en ella describiéndome sus intenciones de ahora sí disfrutar la vida que nunca pudo por culpa del abusivo de su difunto esposo y mis esfuerzos por no soltar una risa inapropiada ante el giro tan inesperado que tomó la consulta.
Hoy me fuí sin dejarles conclusiones. Que cada uno saque las suyas.
Esta mujer espero 36 anios para que la vida le diera la oportunidad de ser independiente. Otras tienen la oportunidad de dejar a esos mujeriegos, borrachines, que piensan que no hacen danio, pero mentiras se tiran el autoestima de su pareja...y NO LO HACEN, por que?
ReplyDeleteMe alegro por la seniora, muchisimoooo, por que por fin podra disfrutar de su pintura y sus momentos de ocio.
P.D. recuerdo cuando hace unos anios atras, fuiste mi luz en un momento de mucho dolor, una persona suprepamente importante para mi habia sufrido un derrame cerebral. Y gracias a ti pude manejar la situacion mejor. De nuevo gracias
Update: Recientemente tuve a esta paciente otra vez en mi consultorio.
ReplyDeleteHa sido diagnosticada con una demencia temprana.