Desde mi niñez siempre me llamó la atención el nombre que le tenían a la planta de agua potable en Manizales: “Gallinazo”. Para mi el gallinazo (conocido en otras regiones de Colombia como el “chulo”) siempre fué un animal sucio. Un animal carroñero, que se alimentaba de los restos de otros seres muertos. Y yo me imaginaba eso como una cantidad de piscinas con infinidad de chulos planeando encima de ella.
Los 15 dias de emergencia en Manizales han dejado imágenes dolorosas; ancianos rompiéndose la espalda cargando pesados baldes de agua (a veces solo medio balde de agua, las fuerzas no dan para más), padres de familia llegando del trabajo en las horas de la noche para salir a buscar agua en los inumerables nacimientos que hay en la ciudad. Ciudadanos esperando en filas largas por horas a que aparezcan los carrotanques para poder cocinar, bañarse, utlizar los sanitarios. Políticos utilizando el agua potable como carnada para atrapar votantes.
Pero el peor problema de todos es la indolencia. Acá el problema no es que se haya venido un derrumbe sobre la planta purificadora de agua, o que los gobernantes de los ulitmos 30 años no hubiesen planeado en caso de que la emergencia de 1981 se repitiera. O que el alcalde y secuaces hubiesen utilizado los fondos para invertir en una empresa de agua en Perú en vez de apurar el arreglo de la planta de Niza. Acá el problema es que a nadie le importa.
Ni a nuestros dirigentes locales. Ni a los entes del estado (también siempre me ha llamado la atención que les digan “entes”, pero con los años he encontrado que el término los describe a la prefección) y a los medios nacionales e irónicamente, ni a los mismos ciudadanos.
No es la fiebre. Es el SIDA.
Es el SIDA de la indolencia; es la indolencia de todos lo que permite que el alcalde de Manizales diga que “agua si está llegando, sólo que en diferente forma”. O que el presidente de Aguas de Manizales ayer ante el consejo municipal diga de manera cínica que “es que el mundo no se acaba en Chinchiná”. O que la respuesta de la autordad compentente sea “no importa porque igual la cadaverina no es tóxica” cuando se le preguntó su opinión acerca de ciudadanos teniendo que recoger aguas que filtraban de los terrenos del cementerio y que son obviamente ricos en sustancias provenientes de cuerpos humanos en descomposición.
El mensaje: "tranquilos que lo que no mata, engorda”.
No sólo el gobierno Municipal puso a la ciudad de papaya para que el invierno la pusiera en emergencia, sino que además fué inepto en el manejo de la misma. Le mintieron a la ciudadanía repetidamente. A la secretaría de salud no se le ocurrió educar a la población en las medidas sanitarias para evitar epidemias. La instrucción fué escueta: “hiervan el agua”. No se tomó el trabajo de enseñarle a la población cómo se hierve el agua. No hubo campañas de lavado exahustivo y frecuente de manos.
Y desde luego, los ciudadanos hemos sido tal vez los mas culpables de todos. Por tener baja autoestima, por aceptar como si fuera natural que los políticos abusen de nosotros y nuestros dineros públicos, por alcahuetear las roscas, por bajarnos los pantalones a cambio de unas tejas, unas bolsas de agua, un sancocho, o un puestico que nos va a dar el alcalde elegido. Por votar con las patas.
No es la fiebre. Es el SIDA.
Al final tenemos lo que nos merecemos. Por eso tenemos dirigentes ineptos, deshonestos, a toda hora dando vueltas alrededor de todos los activos de la ciudad como carroñeros, viendo de donde sacan la tajada, en donde hacen el torcido, a que entidad desangran.
Como gallinazos.
Que pesar que lei este post con tanto tiempo ya pasaddo, pero de verdad eso de que ya somos indolientes a todo...q enfermedad mas triste es esa, no nos duelen nuestros ancianos, nuestros ninios que son nuestro futuro.
ReplyDeleteY totalmente de acuerdo, tenemos lo q nos merecemos.